¡Namaste Nepal!

La llegada a Kathmandú ha sido como dar un paso atrás en el tiempo y volver a La India. Ciudad con tráfico caótico, pitos, vocinas, ricksaws intentando llamar nuestra atención, gente y suciedad por todos lados, niños culebras arrastrándose por el suelo pidiéndo limosna, vacas por la calle, olores peculiares mezcla de especias, basura o pescado, etc. ¡Bienvenidos a Nepal!

Khatmandu

En Kathmandú existe una zona oasis donde casi puedes omitir todo lo anterior, bueno, todo excepto el tráfico caótico que es inevitable. La zona en cuestión se llama Thamel, está llena de restaurantes de todos los estilos y tiendas, muchísimas tiendas. Sin embargo, estos cientos de tiendas se podrían resumir en tres: Una tienda de ropa de montaña falsa donde podemos comprar todo tipo de prendas “North Fake”, Columbia o Mammut; una tienda de ropa “hippie” y otra de collares, pulseras o pendientes.

Khatmandu

En Thamel nos quedamos anclados durante 4 días ya que hemos solicitado el visado de Myanmar y no podemos movernos sin nuestros pasaportes. A primera vista, lo que más nos ha sorprendido de Nepal son las restricciones de electricidad que tiene el país. Cada distrito tiene una hoja que les indica cuando van a tener luz y cuando no. ¡Están 16 horas sin luz al día! Además, no están muy bien repartidas, así que casi nunca hemos tenido luz en el hostal.

gente Nepalí

En Kathmandú, hemos visitado diversos lugares, todos ellos de pago. Bueno, de hecho, para los lugares turísticos en la capital nepalí existen varias entradas, una de ellas de pago y el resto gratis. ¿Adivináis por que entrada hemos ido?

El primer lugar que hemos visitado ha sido Pashupatinath. Una vez más, es inevitable comparar este lugar con Varanasi, en La India. Al igual que en la ciudad India, este es un lugar ceremonial en el que los muertos pasan a mejor vida quemándolos y tirando los restos al río. Seguro que el río no está tan contaminado como el Ganges, pero la cantidad de basura que contiene nos da a entender que su contaminación es bastante elevada.

Pashupatinath

Del resto de la ciudad destacan las stupas de Boudhanath y de Swoyambhunath, donde monjes de varios países de alrededores vienen paulatinamente. Son bastante espectaculares y desde la segunda se obtiene una vista panorámica de toda la ciudad.

stupas de Boudhanath

stupas de Swoyambhunath

Por último, son de visita obligatoria las plazas Durbar Square de Kathmandú y de Patán, una ciudad cercana, para presenciar la arquitectura típica de newari. De todos los edificios, el que más nos ha llamado la atención es el monasterio de Kumari, situado en la plaza durbar de Kathmandú. Aunque nos ha interesado más por su historia que por su arquitectura. Este monasterio es la residencia de la niña Kumari. Esta niña especial es escogida de recién nacida, compitiendo con todas las niñas recién nacidas y después de pasar duras pruebas. Por ejemplo, se deben mostrar impasibles al terror. Una vez elegida, la niña vive como una princesa en el monasterio hasta que tiene su primera regla. En ese momento su reinado acaba y pasa a ser una nepalí más sin ninguna concesión. Además se dice que trae mala suerte casarse con una exKumari, por lo que es un poco marginada para el resto de su vida.

niño Nepalí

Una cosa que nos ha gustado mucho de Kathmandú han sido las panaderías. Son excelentes y tienen una política que bien podría aplicarse en muchos lugares. A partir de las 20:00 p.m venden todo su género al 50%. Mucho mejor eso que no tirarlo a la basura como hacen en otros lugares, no? El caso es que todas las panaderías tienen colas a las 19:55 p.m para disfrutar de una rica pasta.

Ya con nuestro pasaporte y después de cuatro estresantes días en Kathmandú, nos dirigimos a Pokhara, donde esperamos encontrar más tranquilidad.