Hangzhou y el gran choque cultural

De Shangai nos disponemos a visitar dos ciudades con mucha fama de camino a Beijing, donde nos encontraremos con Carlos, el hermano de Javi.

Como estamos muy contentos con el funcionamiento de los Youth Hostels, pedimos en nuestro hostal que nos reserve uno que resulta estar lleno. Para nuestra sorpresa, los diez siguientes que intentamos reservar también están llenos. Ante nuestra desesperación, la trabajadora del hotel sólo nos mira con una sonrisa bastante irritante. Al final, mirando por internet, encontramos una calle con varios, así que decidimos ir para allá sin hostal alguno.

Después de un corto y confortable viaje de tren de 45 minutos llegamos a Hangzhou. En la misma estación, queremos comprar los siguientes billetes de tren ya que en China se llenan muy rápido y no queremos llegar tarde a nuestra cita en Beijing. Nadie habla inglés, todo está en chino y por si fuera poco, los chinos no quieren saber nada de nosotros, nos muestran una sonrisa, nos ignoran o en el peor de los casos nos dan (por señas) información falsa. Después de ir de una ventanilla a otra y a otra y luego a otras, por fin nos damos cuenta que en esa estación no se pueden comprar los billetes de tren que queremos puesto que hay dos. Así que decidimos irnos a buscar hostal.

Orientandonos

Pensamos en transporte público. Preguntamos en la Oficina de Turismo que como de costumbre, no hablan ni papa de otro idioma que no sea chino, pero por lo menos llama a una persona que habla inglés y nos pasa el teléfono. Con esto ya sabemos que debemos pillar el autobús K7 y después cambiar al Y7.

La cola del K7 es kilométrica, con empujones, gritos y peleas para subir al autobús. Como vamos muy cargados decidimos coger un taxi para ahorrarnos el agobio de autobuses con capacidad para 50 personas y con 75 personas dentro. Ante nuestra sorpresa, los taxis no quieren llevarnos. La mirada de desprecio que nos pegan nos deja sin palabras.

Taxis a rebentar

Así pues, sólo queda la opción del autobús. Entre empujones, gritos y peleas conseguimos subir al autobús y llegar a la parada para esperar al segundo. Después de 40 minutos esperando, llega tan extremadamente lleno que ni para en la estación, y lo mismo pasa con el siguiente y el siguiente y así hubiera pasado por mucho que hubiéramos esperado. Volvemos a intentar pillar un taxi, pero somos turistas y se niegan a llevarnos.

Por bendición divina, se nos ocurre proponer a dos chicos chinos que también están esperando al mismo autobús, compartir un taxi entre cuatro y pagarlo nosotros. Aceptan. Como son chinos, consiguen un taxi sin problemas y encima no nos dejan pagar ni un duro. «También hay buena gente», pensamos.

Gran personas chinas

La búsqueda de hostal ha sido bastante fácil, y en poco tiempo estamos instalados en un bonito hotel. Comemos y descansamos después de tan desesperante mañana y nos disponemos a visitar Hangzhou.

Hangzhou

Hangzhou es una bonita ciudad construída alrededor de un lago, con parques muy coloridos gracias a las numerosas flores de distintos colores. Es un lugar ideal para pasear y relajarte. Sin embargo, la inmensa multitud de chinos por todos lados y a todas horas hace que tal relax sea imposible. Hoy es festivo en China y la gente viaja!. Ahora entendemos la frase «si todos los chinos se dieran la mano, llegarían a la luna», es que salen de todos los lados, esquinas y rincones.

Hangzhou

Hangzhou

Decididamente, China no es un paraíso para nosotros.

Hangzhou