Takayama y Shirakawa-go

¡Comienza nuestra pequeña ruta por el país nipón! En este viaje nos olvidamos de largos e incómodos transportes para disfrutar de los trenes de alta velocidad y su exacta puntualidad hasta el punto de que si llegas 3 segundos tarde… ¡ya puedes esperar al siguiente tren! Y no estamos exagerando nada en absoluto.

Después de tres horas aproximadamente, llegamos a nuestro destino, Takayama, una ciudad pequeña que sirve de base para conocer la cultura rural japonesa y hacernos una idea de cómo vive la gente en el campo y cuáles son sus costumbres.

Es tarde y vamos a nuestro hostal. Ante nuestra grata sorpresa, nos encontramos que hemos reservado una habitación al estilo de un ryokan, ¡Ohhhh yeahhhh! Hoy dormimos en el suelo. Bueno, en realidad dormimos en futones sobre suelo de tatami y no está nada mal.

El chico de recepción nos recomienda para cenar un “todo a 300 Yenes” y allí vamos. El restaurante es una típica taberna japonesa en la que te sientas en la barra y a medida que pides te lo hacen al momento. ¡Ole ole y ole que rico y que barato! Nos emocionamos y pedimos “tortilla japonesa, pollo frito, rollitos, pinchos de pollo, arroz al grill, croqueta de ternera de Hida (típica de la zona)…”. Todo ello riquísimo y acompañado de una cerveza fresquita. Mmmmmm. Con la barriga llena nos vamos directitos a disfrutar de nuestro ryokan.

Suena el despertador y nos preparamos para el tour de 4 horas para visitar el pueblo de Shirakawa-go, un poblado patrimonio mundial por la UNESCO gracias a la arquitectura particular de sus casas llamadas “gassho” y preservar la cultura rural japonesa del cultivo del arroz.

No para de llover y el guía aparece con una camisa de flores al estilo hawaiano y un micrófono que no lo suelta hasta el último minuto. Es un elemento digno de estudio que se llama Yamamoto.

Ruta por los mejores lugares de Japón

Shirakawa-go

Durante el trayecto de 50 minutos que dura el bus, nos nombra uno a uno los nombres japoneses más comunes incluidos todas las marcas de coche/moto de su tierra; Honda, Mitsubishi, Toyota, Yamaha, Suzuki y sus respectivos significados con letras japonesas de aire, mar, tierra, monte, libro abierto, sabiduría… demasiado para el cuerpo a las 8 de la mañana, ¡no nos enteramos de nada!

Y para amenizar más aún si cabe el trayecto, nos tenemos que hacer fotos con el muñeco símbolo de la zona, como si fuera Cobi o Curro… y no por nada, pero es feo de cojones. No tiene ojos, ni boca, ni manos… pero da suerte.

Al llegar a la aldea nos damos cuenta que es un pueblo real y no una reproducción de las casas de la época hechas para el turista. Las goshas pueden llegar a tener hasta 5 pisos construidos con madera. La planta baja es usada como vivienda y las plantas superiores como almacenaje y elaboración de la cosecha.

Parece un pueblo de juguete pero muy bonito y agradable.

De vuelta a Takayama visitamos el pequeño centro histórico con sus casas típicas, comemos y ya estamos listos para seguir nuestra ruta hacia Kioto.