Kioto: Templos del Oeste

Llegamos a Kioto. Tenemos en mente el Kioto descrito en el libro “Memorias de una Geisha”. Al bajar de la estación, nuestra primera impresión es que la ciudad de Kioto narrada en el libro es pasado. Sin embargo, basta con recorrerla, callejearla e inevitablemente descubrirás lugares tal cual te los imaginas.

El primer día en Kioto lo dedicamos a recorrer su zona oeste donde hemos leído que se encuentran sus templos más espectaculares.

Nuestra ruta comienza en el bosque de Bambú, un bosque muy fotogénico gracias a las cientos de cañas de bambú altísimas que hay aquí. Lástima que esté muy aglomerado y resulte imposible hacer fotos sin gente.

Del bosque de bambú debemos visitar el Templo de Tenryu-Ji, uno de los templos patrimonio mundial por la UNESCO (la UNESCO se ha puesto las botas en Japón con tanto templo) y que es considerado como el mejor jardín japonés. No sé si es por madrugar o porque los letreros de los templos que están en japonés pero parecemos tontos y no hay manera de encontrar la entrada del templo. Recorremos el bosque de bambú cuatro veces arriba y abajo hasta que nos damos cuenta que habíamos pasado tres veces por delante de la puerta de acceso. Vaya palomos estamos hechos…

Una vez en el templo, recorremos sus jardines. Es increíble lo ultra cuidado que está todo. Hasta el más mínimo detalle. No queremos ni imaginar que le sucedería al jardín si lo cuidáramos nosotros, que compramos una planta en Barcelona y nos dura una semana… :P. Además, nos resulta curioso que en muchas zonas del jardín en vez de haber césped hay una fina capa de musgo. Para el Belén de Navidad es perfecta!

Saliendo del templo y recorriendo el bosque de bambú una vez más, vamos entrando a algún templo que otro y a alguna tienda de souvenirs. En una de ellas, a Bibi le han ofrecido un té y lo ha rechazado lo cual no ha sentado demasiado bien a la vendedora. Como a Bibi no le gustan, a partir de ahora, Javi se los beberá todos para no ofender a nadie.

Con las pilas ya en reserva llegamos al Templo Ryoan-Ji. El atractivo de este templo es que cientos de turistas se quedan mirando anonadados sus doce piedras a la deriva en un mar de arena sin aparente significado. La única persona que conoce el significado es el arquitecto y se llevó el secreto a la tumba. Hemos flipado del efecto “atracción” que tiene este templo entre los visitantes porque nosotros por mucho mirar no hemos sentido nada.

Después de este templo necesitamos un pit stop. Para desconectar de tanto templo que mejor que pasar un agradable rato comiendo en un sushi todo a 100 yenes (menos de 1€). Para nosotros ha sido un pequeño parque de atracciones. Los platos circulan por una cinta y hay que pillarlos al vuelo.

Ruta por los mejores lugares de Japón

Bosque de bambú

Además, cada mesa dispone de una pantallita táctil para pedir otros platos más elaborados. Basta con seleccionarlo y cuando está listo aparece el camarero en la pantalla avisando que el plato va a llegar vía una segunda cinta. ¡Parece una obra de ingeniería de cruce de carreteras! Muy barato muy barato pero nos ha gustado tanto el sistema que hemos hecho un pequeño Monte Fuji de platos. ¡Casi no nos veíamos el uno al otro!

El recorrido acaba en el Templo de Kinkaku-Ji, otro templo patrimonio mundial por la UNESCO que nos parece fascinante al ser dorado y verse reflejado en el lago.

Viajar a Japón

Templo Kinkakuji en Kioto

Un poco saturados de templos decidimos dejarlo por hoy y nos vamos en busca de una Geisha. Para ello nos dirigimos al barrio de Gion. Teníamos en mente el libro de “Memorias de una Geisha” y debemos decir que nos imaginábamos el barrio de Gion repleto de pequeños callejones estrechos, con pequeños puentes en forma de bóveda y farolillos rojos adornando las casas de té sobre las que veríamos entrar y salir geishas. En la actualidad esto no es así, la actividad se concentra en unas pocas calles y es complicado ver una geisha pasear.