Parque Nacional de Torres del Paine

Nuestro regreso a Chile no podía ser mejor. Ante nosotros nos esperan cuatro días de trekking por el Parque Nacional Torres del Paine, afamado por ser el mejor parque natural de todo SurAmérica. Este parque se encuentra situado a 112 km de la ciudad de Puerto Natales, ciudad a la que llegamos después de 14 horas de autobús cruzando el mismísimo estrecho de Magallanes por segunda vez.

Aquí se pueden hacer dos trekkings conocidos como la W (4/5 días) o la Q (8/9 días). Nosotros elegimos la W de 4 días en la que ya ves lagos, montañas, valles, glaciares, etc. Lo malo es que a pesar de que es verano, el clima es muy variable y nos dicen que es cuestión de suerte ver los atractivos del parque; puedes verlos o no dependiendo del momento en el que llegues. Además, los pronósticos no son muy favorables por lo que vamos un poco «a verlas venir».

Sólo comenzar decidimos plantar la tienda de campaña para caminar sin trastos. Va a ser la primera vez que la utilizemos. Somos bastante novatos, pero gracias a Gemma y Adrià, dos catalanes recorriendo el continente durante 6 meses, la montamos bien y además aprendemos algunos truquillos que seguro nos servirán mucho. Gracias chicos!

Montando la tienda de Decathlon

El objetivo del primer día es llegar al mirador de las Torres. Elegimos comenzar así porque el día está claro y nos permitirá poder verlas, cosa que no es fácil. Tenemos mucha suerte, buen tiempo durante todo el trayecto pero con muchísimo viento. Después de caminar 12 km llegamos a la cima y el esfuerzo merece la pena. Cuatro grandes picos sobre un mini lago color azul celeste se muestra ante nosotros.

Torres del Paine

Durante el segundo día volteamos el Lago Nordensjöld, un lago de color azul turquesa que nos llevará después de 19 km a los pies del valle francés, donde acampamos a la espera de ascenderlo al siguiente día para ver una vista panorámica de las torres y los cuernos del Paine, el segundo gran atractivo de esta cordillera. Durante el trayecto no conseguimos que el sol nos salude ni un segundo, por lo que el color del agua y los cuernos quedan ensombrecidos en medio de las nubes. Además, durante la última media hora nos cae un chaparrón por lo que llegamos al campamento bastante mojados y con mucho frío. Una noche difícil nos espera.

Cuernos del Paine

Nos despertamos congelados. No hemos dormido nada. Ha sido la noche en la que hemos pasado más frío de nuestra vida con mucha diferencia. Nos preparamos un café caliente y comenzamos a caminar para entrar rápidamente en calor. El objetivo de este tercer día era ascender el Valle Francés, pero está nevando y no tiene pinta de que cambie, así que reestructuramos la ruta y nos dirigimos al Glaciar Grey. En un abrir y cerrar de ojos el tiempo cambia repentinamente. El frío intenso se marcha y aparece un sol radiante, que nos permite disfrutar mucho del paisaje hasta llegar al Lago Pehoé, otro lago impresionante de color azul turquesa en el que paramos para comer un rato.

Torres del Paine

Lago Pehoe

Por la tarde seguimos con la caminata para llegar al Glaciar, pero el tiempo vuelve a cambiar. Una ventisca enorme comienza a teñir el paisaje de blanco. Nos cruzamos a gente que nos dice que volvamos, que más adelante está peor. Pero no hay marcha atrás, llevamos muchos km como para volver ahora.

En medio de la ventisca

De repente, otra vez más sale el sol y nos permite ver una bonita vista del enorme glaciar de color azul intenso. Después de 20,5 km llegamos exhaustos y no queremos repetir la dura noche anterior. Para ello, alquilamos unos sacos de dormir buenos y por fin pasamos una buena noche en el cálido refugio Grey.

Glaciar Grey

El último día es el día de retorno a Puerto Natales. Después de 11 km con sol radiante, un catamarán para cruzar el lago Pehoé, y un bus de 3 horas, por fin llegamos a nuestro hostal y nos duchamos. La ducha ha sido algo indescriptible, como volver a nacer.