Trekking de Oliván a Ainielle
A todos nos ha pasado en aquellos maravillosos años de “yo soy de EGB”. En aquella época de vez en cuando nos obligaban a leer un libro para luego hacer un comentario de texto y un examen de compresión. Buff, suena en una galaxia muy lejana!
El hecho es que uno de los libros elegido fue “Lluvia amarilla” del escritor Julio Llamazares. Una vez más pensé: “seguro que es otro tostón de libro narrativo”. Cual fue mi sorpresa que empecé a leer el libro y me enganchó.
Este libro recoge el monólogo del último habitante de un pueblo abandonado del Pirineo aragonés, Ainielle. Me gustó tanto el relato que siempre lo he tenido en mente y aunque he tenido que esperar casi dos décadas para conocerlo, por fin llegó el día.
Oliván
Para conocerlo nos dirigimos al pueblo de Oliván, desde donde nos explican desde donde comienza el sendero que nos llevará a Ainielle.
Con un buen picnic preparado en la mochila a mi espalda y con la pequeñaja de la casa en la espalda de Javi, nos adentramos por un sendero monte a través siguiendo las señales inequívocas.


El paisaje es muy bonito, a pesar de que no es nada duro, de vez en cuando paramos un rato para tomar una fotografía o para tomar un pequeño descanso.

Incluso hemos pasado por dos estanques naturales ideales para pegarte un baño.

Ainielle
Después de casi dos horas, finalmente llegamos a Ainielle. Lo primero que se nos viene a la cabeza es; ¿Cómo podía sobrevivir un pueblo tan aislado de la civilización y a gran altura?

Este pequeño pueblo está despoblado desde 1971 y aunque actualmente queda poco de lo que fue debido a un incendio que lo arrasó, conforme te vas acercando te invade una sensación de silencio y tranquilidad.


La imaginación se hace dueña de tu mente para remontarte a la época donde las ruinas invadidas de zarzas y arbustos toman vida en preciosas casas de piedra con sus tejados de pizarra, su iglesia, su plaza, su fuente y su gente ejerciendo sus tareas cotidianas.

Camino corto
En una de sus pequeñas praderas aprovechamos para almorzar y descansar un poco ya que por error, hemos cogido el camino largo. Había un camino corto en el que hubiéramos llegado en no más de cuarenta minutos!
Pero bueno, la experiencia mereció la pena. 😀

Que por muchos años podáis hacer estas excursiones con Martina.
Ni harta de copas (de cerveza) me creo que Inma os acompañe.
Petonets.
Nos estamos poniendo en forma en nuestra visita a Chile, igual os acompañemos en vuestra próxima marcha….
Preciosa excursión. Yo conozco otros pueblos abandonados similares en el Pirineo. Claro que no salen en ningún libro.
Da gusto veros así de bien familia! Javi estás en forma eh! trekking con Martina a la espalda si señor!
Un abrazo chicos!
ah y aunque no lo he dicho, precioso el lugar 😉