Fin de semana en Varsovia

Cena de amiguetes. A medida que nos hacemos mayores cuesta más reunirnos por las obligaciones que vamos adquiriendo, ley de vida. El caso es que entre copa y copa surge la idea de celebrar el cumpleaños de Cuscu fuera, seguramente el más loco e imprevisible de mis amigos.

Dicho y hecho, los cinco presentes compuestos por Cuscu famoso por sus cuscucircuits, Shame en honor a la serie The Shield, Torró, ese amigo que me sirve de comodín de excusas y Ricard(o) y Chem, los hunters del grupo, buscan un destino para celebrar dicho evento.

Finalmente compran billetes de avión a Varsovia y ponen su compra en el grupo de wasap de amiguetes para ver quien se anima. Cubano y un servidor nos subimos a uno de esos trenes que no puedes dejar escapar. Somos siete amiguetes los que nos vamos de fin de semana a Varsovia.

Varsovia

El día antes de partir, Ricard, que lleva el coche al aeropuerto, informa a los 3 amiguetes de llavaneras que gracias a Bla Bla Car se sacará unos eurillos llevando a un desconocido al aeropuerto y que pasará a buscar uno a uno por su casa. Cuando va parando en cada casa, los miembros del equipo se extrañan de que un tipo encapuchado este en el asiento de copiloto dormido y tapado por completo.

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En el trayecto, el invitado de vez en cuando se muestra agresivo con mis amigos llegando incluso al insulto. Cuando ya se empieza a caldear el ambiente se descapucha y ualá, Picolla! En realidad el español Ricardo se había inventado la historia de Bla Bla Car para darnos un sorpresón a todos!

Varsovia

Tras un vuelo de unas dos horas y media llegamos a la capital Polaca. Lo primero que debéis saber es que Polonia pertenece a la UE pero no a la Unión Monetaria y en lugar de euros tienen Zlotys y gracias a ello es muy barato el viajar aquí. We like it!

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Después de dejar nuestras cosas en el Hostal Tatamka, una habitación de cuatro literas impoluta pero infernal después del paso del escuadrón de la muerte nos dirigimos a cambiar nuestros euros por zlotys.

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Me sorprende muy gratamente Varsovia. Me imaginaba encontrarme una ciudad estilo soviética como aparece en la gran película El Pianista, pero excepto contados edificios no es en absoluto así. La calle principal, Nowy Swiat, es una ancha avenida con grandes aceras y bonitos edificios que conduce a la ciudad vieja (Stare Miasto) es espectacular y en esta época el clima es muy agradable y te permite disfrutar de alguna de las muchas terrazas que hay para comer o tomar algo.

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Como no tenemos dinero, nos dirigimos a la primera casa de cambio que vemos, en donde el letrero de fuera dice claramente que 1€ son 4,27 Zlotys. El primero en cambiar es Cubano y al contar el dinero no le han salido los números. Al cerciorarnos de que le faltan muchos zlotys le decimos a la cajera encerrada en su jaula que se ha equivocado y ella nos dice que el letrero de fuera indica la compra pero la venta es otro valor. Vamos como siempre pero que al no estar en dos columnas es un timo en toda regla y el bueno de Cubano ya ha tenido que aguantar las bromitas de la tropa.

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La Ciudad Vieja de Varsovia es muy pintoresca. Está construida alrededor del Castillo Real, que fue destruido por los Nazis durante la Segunda Guerra Mundial (como casi toda la ciudad) pero que ha sido reconstruido hasta al más mínimo detalle y es por ello que ha sido declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.

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Después de comer y callejear un rato, volvemos al hotel donde nos duchamos y comenzamos a tomar unas copichuelas para preparar la noche. En uno de los viajes a por hielo, Picolla vuelve con una sorpresa, Coper! Hermano gemelo de Picolla, Coper, que vive en Tailandia y que sólo habla en monosílabos ¡ha venido desde Tailandia por sorpresa! ¡Qué grande que es! Eso sí, no ha cambiado nada, un año sin vernos y casi no dice ni hola.

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La noche en Varsovia resulta divertidísima, conocemos varios locales y zonas de marcha. Algunas de ellas muy pero muy curiosas como la que se encuentra debajo del espectacular Palacio de Cultura (Palac Kultury i Nauki), otro lugar de visita obligada en un viaje a Varsovia. Debajo de este Palacio, tres Disc Jockeys pinchan a la vez pero con una particularidad, el silencio. ¡No se escucha la música! Para oírla, debes utilizar unos cascos que dependiendo del canal que elijas escuchas una emisora u otra. Por ello, observándolo desde fuera, sólo ves a gente bailando con sus cascos y evadiéndose del entorno. Es original pero no me ha gustado demasiado porque nos priva de uno de la mayor cualidad de las personas, el habla.

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Al día siguiente y con algo de resaca visitamos otra zona que resulta muy interesante y que seguro debes visitar en Varsovia es la Ciudad Nueva (Nowe Miasto), una parte de Varsovia que funcionaba como una ciudad propia hasta el Siglo XVIII. Se trata de una zona de pequeñas calles llenas de cafeterías y restaurantes.

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Si lo que quieres es conocer la Varsovia auténtica, debes dirigirte al Barrio de Praga. Este barrio conserva edificios bastante decadentes de antes de guerra mundial y por su apariencia podríamos pensar que se trata de un barrio peligroso, de hecho eso habíamos leído. Sin embargo basta con tomar unas mínimas precauciones.

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La segunda noche más de lo mismo. Comenzamos nuestra mini fiesta en el hotel. Esta vez por eso, cambiamos nuestra habitación por el área común del hostal ya que la noche anterior hemos tenido vecinos cabreados. Volvemos a hacer lo de siempre, lo que es normal para nosotros pero como les hemos dicho a dos estudiantes de psicología: “Si queréis hacer el trabajo fin de carrera, con nosotros tenéis buen material para hacer vuestra tesis”.

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Volvemos a disfrutar de una noche llena de risas y anécdotas y seguramente Cuscu ha superado el récord guiness de ser echado de más discotecas en dos días. Todo un personaje el amigo.

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El domingo y mientras hacemos el checkout, la recepcionista del hostal nos comenta de que hay cámaras colocadas en las zonas comunes y que va a colgar el vídeo en youtube con el título de “Crazy spanish friends”.

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Y este ha sido resumiendo mucho mi primera visita a Varsovia, una ciudad que además de lo comentado en este artículo, ofrece una lista interesante de museos. De todos ellos, me quedo con las ganas de conocer el Museo del Levantamiento, un museo ideal para hacerse a la idea de cómo era la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial ya que te muestra como resistieron los ciudadanos polacos a la ocupación alemana. Lo dejo para mi siguiente visita.

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Ya en Barcelona nos despedimos todos y cada uno de nosotros le recordamos a Cuscu que no ha tenido ningún detalle con sus camaradas. ¿Lo habrá dejado para la siguiente celebración?

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