Llegada a San Petersburgo

Ya estamos embarcados. Un nuevo verano un nuevo destino. Tal y como dijo el Dalai Lama: “Una vez al año ve a algún lugar en el que nunca hayas estado antes”.

Esta vez no ha sido el destino elegido y que llevábamos tiempo preparando. Por una larga historia que ahora no viene al cuento nos encontramos en un avión rumbo a San Petersburgo!

A la llegada a San Petersburgo sufríamos un poco por el kit de supervivencia que hemos preparado para nuestra estancia en Rusia. El año pasado perdimos un paquete de jamón rico rico y no queríamos pasar por lo mismo. Por suerte pasamos sin problemas. 😀

Antes de salir del aeropuerto necesitamos saber la hora por lo que le pregunto a una uniformada policía: “What time is it?” La respuesta con una cara gélida como el hielo ha sido: “Bye bye sir”. Esperemos que no sea todo el mundo así.

Otra tónica de todos nuestros viajes es que los primeros días en un país siempre nos timan unos pocos euros hasta que pillamos el tranquillo. Preguntamos en el punto de información como llegar a nuestro hostel y nos dicen claramente que debemos pillar un bus blanco número 39 y que vale 30 rublos. Al salir a la parada de buses hay una furgoneta aparcada en la parada buscando pasajeros por 40 rublos. Les decimos que esperamos al bus blanco pero nos dicen que no hay tal bus y cuando ya estamos subiendo aparece el bus blanco y nos bajamos rápidamente ante los improperios del conductor en ruso. Son sólo 20 rublos los que nos hemos ahorrado pero nos alegra empezar con buen pie.

A la llegada al centro en bus tomamos el metro para acercarnos a la parada más cercana a nuestro hostal. Lo primero que nos sorprende del metro son los tickets que no son más que una moneda que tiras por la ranura al entrar al metro.

San Petersburgo

 

San Petersburgo

 

Lo segundo que nos sorprende es la profundidad de las escaleras mecánicas. Parece ser que el metro en Rusia es tan profundo porque está pensado que se pueda utilizar como refugio nuclear en caso de necesidad. Esperemos que no lo tengamos que utilizar.

San Petersburgo

 

Al salir del metro vemos que diluvia, no podíamos tener tanta suerte, por lo que la búsqueda del hostal pasa a ser urgente. Llegamos a la calle y número que debería ser y allí no hay ningún hostal llamado como el nuestro. Preguntamos en otros hostales y no lo conocen con lo que pensamos que quizás nos han timado.

Sin embargo, y si hubiéramos visto una pequeña placa debajo del resto de nombres de hostales del edificio y si hubiéramos sabido leer cirílico, lo hubiéramos encontrado a la primera.

San Petersburgo

 

San Petersburgo

 

Check-in, relax y a pesar de que llueve salimos a patear los alrededores del hostal para chequear la zona. Estamos localizados al lado del museo del Hermitage así que nos acercamos y la suerte nos acompaña, para de llover!.

San Petersburgo

 

Como ha parado de llover y a pocos minutos caminando tenemos la iglesia con nombre de telenovela, la Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada, decidimos acercarnos y es bastante espectacular a pesar del cielo gris que nos acompaña.

San Petersburgo

 

San Petersburgo

 

Muy cansados después de casi 20 horas despiertos nos dirigimos al hostal cuando de repente sale un sol resplandeciente que nos obliga a sentarnos en una terracita a degustar una cerveza bien fresquita mientras cenamos. No es mala manera de acabar nuestro primer día, no?

San Petersburgo