Budapest, parte de Buda

Como ya sabéis Budapest es la unión de dos ciudades separadas por el río Danubio. Hasta ahora os hemos hablado de Pest, la parte moderna. Hoy os vamos a hablar de Buda, la ciudad vieja medieval.

Ambas ciudades están unidas por numerosos puentes y por cualquiera se puede cruzar tranquilamente caminando de una a otra. Sin embargo, el puente más emblemático y fotogénico es el puente de las cadenas y es por este donde comenzamos el día.

Budapest

En realidad, el puente de las cadenas se llama puente Széchenyi debido a su creador, el conde István Széchenyi. Fue el primer puente construido para unir las dos ciudades y es muy fácil de reconocer debido a los 4 leones de piedra que lo custodian.

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Sobre estos leones existe una leyenda. El escultor de los leones, Janos Marschalko, estaba tan orgulloso de su perfecta obra que retó a los asistentes durante la inauguración a buscar algún fallo. Un niño le contestó que los leones no tenían lengua. El bueno de Janos no pudo soportar tal humillación y decidió acabar con su vida allí mismo, tirándose al Danubio. Realidad o no, no hemos sido capaces de encontrar la lengua de los leones. ¿Vosotros las habéis visto?

Una vez cruzado el puente, a menos que quieras “escalar una colina” deberéis tomar un transporte público para ascender al Bastión de los Pescadores, una construcción de siete torres en honor a las siete tribus fundadoras de Hungría y desde donde se consiguen unas espectaculares vistas del parlamento y de toda la ciudad.

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Es un lugar muy turístico y como tal hay terrazas para disfrutar de las vistas tomándote una lujosa consumición. Como buenos backpackers o como ratillas de cloaca que somos, hacemos las cuatro fotos de rigor y seguimos con nuestra ruta. 😛

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Al lado mismo del bastión de los pescadores encontramos la Iglesia de Matías, la iglesia católica más famosa de la ciudad, otro highlight de la ciudad. Muy cerca también se encuentra el Hospital on the rock, un hospital secreto construido durante la segunda guerra mundial que es impresionante pero del que no os hablaremos ahora ya que creemos que se merece un artículo entero. Próximamente…

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Desde el Bastión caminamos hacia el Castillo de Buda, conocido también como el Palacio Real ya que antiguamente era la residencia de los reyes de Hungría. Actualmente alberga la Biblioteca, la Galería Nacional y el Museo de Historia.

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Además de sus impresionantes vistas puedes perderte durante un buen rato por sus callejuelas encontrando rincones curiosos. En una de esas callejuelas encontramos una especie de atracción, el Laberinto del Castillo, un tenebroso laberinto subterráneo que se ha ido formando a lo largo de los siglos gracias a la erosión provocada por las aguas termales de Budapest.

Actualmente, se trata de una atracción. ¿Encontraréis la salida del castillo?

Después de una parada técnica para comer algo y reponer fuerzas seguimos la rutilla de la ciudad de Buda. Caminamos hasta llegar al puente de la Libertad, otro de los puentes para cruzar el Danubio y que se distingue por su color verde militar.

Aquí se encuentra el Hotel Gellért que ofrece uno de los baños termales más populares de la ciudad. Ya os explicamos en un anterior artículo nuestra experiencia en los baños termales. Hoy decidimos ascender el parque de la ciudadela que se encuentra justo en frente del Hotel.

Se trata de una subida empinada pero no demasiado cansada. En 20 minutos llegamos a la cima, donde se encuentra la Estatua de la Libertad y desde donde se obtiene otra bonita panorámica de la ciudad aunque en nuestra opinión no supera las vistas desde el Bastión de los Pescadores.

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En las rocas de la ciudadela también se encuentra una iglesia rupestre, copia de la iglesia de Lourdes pero para seros sinceros estamos cansados de caminar durante horas y no nos apetece en exceso esta última visita, así que en lugar de eso nos vamos de cervecitas. Después de esta ruta, nos las hemos ganado, ¿no?