Nueva Zelanda, el mejor país para ir e caravana

Llevábamos años soñando con recorrer Nueva Zelanda en caravana y por fin llegó el momento. Como en cualquier viaje, siempre surgen anécdotas divertidas y este es un país donde nos hemos reído mucho.

No hace falta que salgamos del aeropuerto para empezar a flipar. Al pasar la aduana (veníamos de Suramérica) nos preguntan en inglés si llevamos algo de comida. Les decimos que solo llevamos algunas “cans (latas)”. No sabemos que entendieron en ese momento pero en cuestión de segundos nos metieron en un cuarto para interrogarnos y chequear minuciosamente las mochilas. Nos siguen preguntando y después de dos horas de preguntas nos dicen ¿Para qué vais a utilizar las “guns (pistolas)?. Dios mío!!! Casi nos da algo!!! Debido a nuestra buena y exquisita pronunciación habían entendido /gans/ en vez de /cans/. Nos acabamos riendo todos pero el interrogatorio de dos horas y el chequeo no nos lo quitó nadie.

Lo primero que hicimos una vez pasado el susto inicial fue ir a recoger la caravana en la que viviríamos las siguientes dos semanas. Una de las cosas que os recomendaría es que echarais un vistazo a las mejores pólizas a terceros para asegurar vuestro medio de transporte en un viaje como el nuestro, en más de una ocasión pueden salvaros de un imprevisto.

Nueva Zelanda en caravana

De hecho, no estaría de más conocer la documentación que necesitamos llevar en un coche, os dejamos esta infografía de Arpem.com que os puede resultar de utilidad para cualquier viaje.

Ya en carretera, resulta espectacular llegar a un precioso lago y ahí mismo echar el freno de mano. Acampábamos en lugares idílicos a orillas del mar. Como nos gusta esta libertad que ofrece la caravana.

Nueva Zelanda en caravana

Como vamos de súper ratas con un mini presupuesto, no entramos en ningún camping. Hasta ahora no hay problema porque por todo el país, las áreas de descanso están muy bien adaptadas para caravanas pero la mayoría no tienen ducha. Tenemos dos opciones; oler a mamuts (insoportable en un habitáculo tan pequeño, acabaríamos matándonos como caníbales) o fabricar nuestra propia ducha casera. Imaginación al canto con un pareo que hace de cortina atada a Jimmy y una botella de 5 litros de agua y un palo que la aguante que se llama Javi o Bibi dependiendo de quién se está duchando. Una maravilla en medio de la naturaleza.

Nueva Zelanda en caravana

Siempre buscamos un lugar escondido, no es cuestión de dar el espectáculo. En una de nuestras paradas técnicas para ducharnos, nos adentramos en un bosque precioso con tan mala suerte de empotrar la parte trasera con un árbol. ¡Noooooo! Es uno de esos momentos que te amarga el viaje y en el que pensamos. ¿Por qué no sacamos el maldito seguro? La consecuencia es un gran bollo y un faro roto. Todavía quedaba una semana de trayecto y al devolver el coche, le contamos una milonga y nos hizo un precio especial de 100 dólares por todos los arreglos. No salimos mal parados…

Nueva Zelanda en caravana

Dejando atrás este pequeño percance, paramos en Christchurch para visitar a una pareja muy maja que conocimos tres meses atrás en el Cañón de Colca, Perú. Nos invitaron a su casa a cenar y pasamos una velada muy divertida contando anécdotas de viajes y costumbres o curiosidades de los neozelandeses.

Nueva Zelanda en caravana

Como es normal, le pedimos algún consejo. Nos dijeron que en la carretera encontraríamos muchas granjas de semen y que no nos debíamos ir sin probarlo ya que resulta delicioso. Nosotros nos miramos con cara de póker. ¿Granjas de semen? ¿En serio? ¿Tú has entendido lo mismo que yo?

Debieron notar nuestra pero al final todo tenía una explicación. Otra vez el idioma nos pasó una mala jugada. Salmón lo pronunciaban como simen así que nosotros entendimos lo que entendimos. ¡Qué vergüenza!

Sin embargo, el consejo resultó muy bueno y no perdimos la oportunidad de comprar un par de salmones frescos y comerlos en un lugar paradisíaco.

Nueva Zelanda en caravana

Uno de los trayectos más espectaculares de Nueva Zelanda es el que va de Te Anau a Milford Sound. En este trayecto habíamos leído que se cruzaba un túnel llamado Homer bastante claustrofóbico. En ese momento no le prestamos atención pero al llegar a él de repente el mundo se apagó. ¡No iluminado y con una neblina que no te dejaba ver más de un metro delante! Para más inri, el túnel es de doble dirección y no caben dos coches. Más tarde nos enteramos de que el túnel si está iluminado y de que hay un semáforo en cada extremo del túnel para que sólo circulen coches en una dirección. Sin embargo, ese día y debido al temporal las luces y los semáforos no funcionaban. Menos mal que nadie entro al túnel por el extremo opuesto al nuestro.

Nueva Zelanda en caravana

No solo recordamos entre risas anécdotas, si no lugares como Rotorúa que olían a pedo podrido debido a que la ciudad se encuentra sobre una zona volcánica que expulsa ácidos por el suelo. ¡Increíble de ver y oler! O subir al monte Tongariro, el monte de Mordor en la película del señor de los anillos. Era tal la niebla que había que llegó un punto que no veíamos a más de un metro de distancia y tuvimos que dar media vuelta. Fue una pena pero así tenemos excusa para volver a Nueva Zelanda.

Que grande viajar en caravana. ¡Os lo recomendamos mucho!