Llegada a Budapest

Hacía tiempo que no hacíamos una escapada de fin de semana para desconectar en alguna ciudad europea. ¡Qué pichón ha sonado esto! Seguro que alguien puede pensar, que se vayan al pueblo de al lado para desconectar pero no es lo mismo ¡no lo es!

Nuestro destino es Budapest, ciudad conocida como la “perla del Danubio” (yo soy la perla del Ebro, cuanto glamour!), una ciudad que teníamos pendiente para completar el triángulo; Praga, Viena y Budapest.

Aterrizamos y nos dirigimos sin perder tiempo al centro; queremos dejar las mochilas en el hostal y recorrer la ciudad.

Pero algo se tuerce. Al salir del metro nos paran dos guardianas de 2×2 del metro para pedirnos el billete. Se lo entregamos tan contentos. De repente, nos echan la mirada del águila ronroneando a su presa y con un sonrisilla de “os pille”, nos dicen que no están validados y tenemos que pagar una multa.

¿Cómo? En el autobús, el conductor nos ha dicho que no era necesario validar y nadie nos ha pedido los billetes, los hemos enseñado en la entrada del metro y no había puertas de acceso. Mostramos los resguardos de la compra de los billetes donde aparece la hora y día (30 minutos antes) y los billetes de avión. Explicamos que acabamos de llegar y no teníamos ni idea donde hay que validarlos.

No hay manera, las dos rechonchas se ponen a gritar y llaman a la policía. Javi me dice que eche a correr y no pare…pero estamos en el metro, seguro que arriba nos paran. Yo quiero poner una reclamación pero se quedan con nuestros billetes y no nos los devuelven. Pasan los minutos y la poli no viene. Nos empieza a oler a chanchullo estafa. Como no queremos liarla más allá de unos cuantos gritos, nos cogen los datos y ya nos llegará la multa… Hemos leído en google a mucha gente con problemas similares.

En fin, Zennnnnnnnnnnnnn zennnnnnnnnnnnnnnn ummmmmmmmmmmmmmmmm ummmmmmmmmmmmmmmm…ya se nos ha pasado. Salimos al exterior y olvidamos este pequeño incidente.

Se compensa en el hostal que pasamos de una habitación doble con baño compartido a un ¡apartamento privado! O la laaaa ¿billetes? ¿Metro? ¿Qué es eso?

Salimos del apartamento y nos dirigimos al barrio judío para ver la Sinagoga Judía, la segunda más grande del mundo para visitarla por fuera. Al rodearla por la parte trasera, vemos el árbol de la vida, una obra en memoria de los 400.000 húngaros judíos que murieron en la II Guerra Mundial. En las hojas del sauce están escritos los nombres de quienes contribuyeron a salvar la vida de otros judíos en esa época.

Budapest

Es la hora de comer, en el mismo barrio judío, hay un callejón con food trucks (Karavan Str.) de hamburguesas y comida típica Húngara, como hace solecito, disfrutamos del momento.

Justo pared con pared, nos encontramos con el templo de los famosos “ruins bars”, el Szimpla Bar. ¡Sin palabras! Aunque hay que volver de noche, la decoración no tiene desperdicio con objetos viejos y reciclados. Este “must” de la ciudad nace cuando el gobierno vendió casas medio abandonadas a precios irrisorios y las convirtieron en lo que son ahora, un icono de la ciudad.

Budapest

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Con el estómago lleno, cogemos el mapa y lo debemos poner al revés porque aparecemos en la otra punta de nuestro objetivo, el mercado central, así que optamos por la forma rápida; metro validando billete y directos a la entrada del mercado.

Budapest

El Mercado Central está totalmente enfocado al turista. En la planta de abajo se encuentran los puestos de comida típica para llevarte de regalo (salchichón, picante, caviar, vinos, licores…) y en la parte superior, tiendas de souvenirs y una zona de comida típica donde se puede probar el Langó a precios muy económicos, una especie de pizza que la rellenas con lo que quieras.

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En la plaza del mercado, comienza una de las calles más comerciales de la ciudad, Vaci Utca. Es una calle peatonal con muchos restaurantes, tiendas, grandes firmas y mucho ambiente que desemboca en Vorsmari, una plaza con puestos permanentes de comida (con precios más elevados de lo habitual ya que es muy turística).

Budapest

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Aquí decidimos volver a llenar los estómagos con un Goulash (sopa de carne servida en un bowl de pan) y un lango. Está todo muy bueno pero en nuestra opinión es una comida demasiado pesada para cenar.

Budapest

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Además, en esta plaza se encuentra la cafetería Gebau, cafetería rococó con mucho estilo y glamour.

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Para bajar tanta masa de pan, nos acercamos a orillas del Danubio, por la parte de Pest a la altura del imponente Parlamento. Justo en frente del Parlamento, encontramos unos zapatos viejos y usados. Estas esculturas a tamaño real simbolizan el recuerdo lo sucedido durante la Segunda Guerra Mundial a los judío. Los llevaban hasta ahí y les obligaban a descalzarse antes de dispararles y tirarlos al río.

Budapest

Desde aquí, tenemos “la foto”. Los zapatos en primera plana y de fondo la parte de Buda difuminado.

Budapest

Ahora ya sabemos cuál es la parte de BUDA y la de PEST, dos ciudades separadas por el Danubio que pasaron a ser una. No te irás a la cama sin saber algo nuevo…

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