La Habana: Primeras sensaciones

Buenos días La Habana! Despertamos entusiasmados por conocer la capital cubana con lo que a las 08:30 ya salimos de la casa de Alejandro, cambiamos dinero vigilando que no nos den pesos por CUCs y nos dirigimos al centro ya que todo viaje a Cuba debe contener una visita a esta impactante ciudad.

A los 100 metros un cubano amable comienza a conversar con nosotros y no para de aconsejarnos y recalcarnos lo segura que es esta ciudad. Finalmente nos pide las camisetas y se crea una situación que veremos repetida muchas veces y no nos gusta. Le decimos que no podemos quedarnos sin camisetas y continuamos nuestro camino.

Esto es lo que se conoce como jinetear en Cuba. Cuando se acercan uno o dos jinetes cubanos súper simpáticos la conversación siempre acaba en que tratan de sacarte algo. Ya sea la camiseta, un boli, dinero para leche o cualquier otra cosa. Este hecho hace que desconfiemos de todo el mundo y no es justo ya que hay gente maravillosa y desinteresada en Cuba. Al final nuestra regla es: si se introducen ellos son jinetes y si nos presentamos nosotros son gente de la que te puedes fiar.


Caminando por el Malecón, el paseo marítimo, nos damos cuenta de dos cosas. La primera es que en Cuba hace un calor y humedad terrible. La segunda es que la mayor parte de los edificios parecen en ruinas, edificios majestuosos pero abandonados desde hace mucho tiempo. Sin embargo no lo están. La ciudad muestra lo que fue y lo que es. Bastante impactante. Para qué os hagáis una idea de lo que decimos os diremos una frase que nos han repetido varias veces: los cubanos tienen la fea costumbre de caminar por el centro de las calles por sí se les cae un balcón encima. 


Cuba - La Habana

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Mientras contemplamos un edificio 2 jinetes muy simpáticos nos sugieren «desinteresadamente» otra ruta para llegar al barrio de La Habana vieja, así que nos dejamos jinetear para que nos muestren el camino.

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Con ellos llegamos al callejón de Hamel, una pequeña callejuela en la que se puede apreciar el arte alternativo cubano. El mejor día para visitar este lugar es el domingo a mediodía ya que hay música rumba en directo. Sabrosón sabrosón!

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Nos deshacemos de los jinetes y tomamos la calle Neptuno que nos debe llevar al centro histórico de la ciudad. Mientras caminamos nos da la sensación de estar paseando por la España de cuéntame. Negocios que se ven ‘old fashioned’, casas un poco destartaladas y a las que le falta un pintura y coches de la época. Si, La Habana debe ser la única ciudad del mundo en que se ven coches antiquísimos. Algunos antes del año 1950!

Cuba - La Habana

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El motivo es que gracias al comunismo existían pocos cubanos capaces de comprarse un coche. Por ello tuvieron y tienen que aguantar los coches. Cada cubano es un mecánico experto de su propio coche y este hecho hace que en cada esquina veamos una joya de Chevrolet o uno de los primeros Fords que existieron. Una auténtica pasada!

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La calle Neptuno acaba en el Capitolio, en pleno barrio de centro Habana. El Capitolio es una construcción que trata de emular a la Casa Blanca en Washington. Aquí, decenas de cubanos nos ofrecen coches de otra época o carruajes para darnos una vuelta turística. También varios jinetes tratan de convencernos para comprar puros a muy buen precio. Este es otro típico timo en Cuba. Compras puros de buenísima calidad y al encenderlos te das cuenta de que te han vendido un petazeta! Con un simple “no fumamos y no conocemos a nadie que fume, gracias” nos deshacemos de todo cubano que se acerca a vendernos el mejor puro del mundo.

Cuba - La Habana

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Tomamos la calle obispo, una arteria que une los barrios de Centro Habana y Habana Vieja. Al llegar a la Habana Vieja nos damos cuenta de que todo trata de salir del túnel del tiempo en el que se ve inmerso el resto de la ciudad. Casas y calles más arregladas y rincones agradables que vamos recorriendo hasta que llegamos a la plaza de san Francisco de Asís, donde somos jineteados por el jinete de los jinetes.

Cuba - La Habana

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Nos entra un tipo que supuestamente trabaja para el gobierno, y nos comienza a contar que tenemos mucha suerte porque mañana reaparece Fidel para dar un discurso a los turistas y como le hemos caído tan bien, tenemos la suerte de poder sentarnos en primera fila para presenciar tan importante evento. El fin es tratar de que compremos un libro sobre la vida de Fidel imprescindible para que nos lo firme el mismo en persona. En fin pilarin, estos jinetes tratan de camelarte siempre para llevarte a cualquier parte. Cuidado con ellos! 


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Mientras caminamos, alguien se agarra a Javi y dice: rubia! Saca una foto a tu esposo con este cuerpo sabrosón sabrosón! Se trata de una viejecita vestida con los trajes tradicionales que cobran 1 CUC por foto. Muy típico! 


Llegamos a la avenida del Prado, una calle que quiso ser las ramblas de la Habana. Realmente lo podría ser pero no tiene ni la vidilla ni los carteristas que tenemos en la calle barcelonesa. 


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Bajando el Prado volvemos al punto de inicio, el malecón pero 4km más lejos. Podríamos tomar un taxi pero nos encanta caminar y vernos envueltos en historias así que decidimos volver caminando. A mitad de camino nos damos cuenta de otra de las cosas que tiene Cuba: el cambio de tiempo. 


De un momento a otro pasa de ser soleado a nublarse y caer el diluvio universal. Por suerte, también acostumbra a haber cerca algún local para tomar algo. Al rico mojitooo! Por desgracia o por suerte, también hemos tenido la presencia de un «amigo» que se ha sentado con nosotros, ha conversado, nos ha invitado a un ron para finalmente tratar de vendernos puros. 



La lluvia en Cuba se va tan rápido como llega, así que continuamos. Como hemos recuperado fuerzas, hacemos un pit stop en el hotel nacional, uno de los más espectaculares y con una terraza muy agradable con buenas vistas. Así que toca otro mojito. Mmmmmm

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