La Cuba rural: Viñales

En Viñales nos quedamos en la casa de Marlene por recomendación de Alejandro. Marlene es una mujer encantadora y nos hemos sentido como si la conociéramos de toda la vida. Gracias a ella sabemos todos los chismorreos del pueblo y es que es la típica de a mi no me gusta hablar pero que luego se pega un monólogo de 2 horas. Sólo para de hablar cuando comienza su telenovela favorita. 😀

Viñales

Viñales en sí no tiene nada, una calle principal llena de restaurantes, 3 hoteles y muchas pero muchas casas de hospedaje. Sin embargo, se halla inmersa en un precioso valle rodeado de pinos, palmeras y montes de piedra caliza.

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Lo primero que se puede hacer al llegar a Viñales es presenciar una vista panorámica desde dos de los tres hoteles del pueblo: el hotel los Jazmines y el hotel la Ermita.

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Desde los Jazmines, mientras presenciamos el bonito paisaje se nos acerca un chico hablando en inglés y le decimos que somos españoles y hablamos español. El chico sonríe y continúa hablando en español. Nos ofrece un guía que habla inglés por tan solo 3 CUCs. Nosotros le decimos que nos importa poco que hable inglés porque nosotros hablamos español y también le decimos que ya tenemos guía. El chico insiste de nuevo en que no perdamos la oportunidad de disponer de un guía que habla inglés. :S

En Viñales se necesita guía porque es el lugar donde se producen los famosos puros cubanos y hay muchas plantaciones para visitar caminando o a caballo. Para ello a menos que tengas un buen mapa necesitas un guía que te lleve a los lugares de interés. Nosotros hemos elegido de guía a Josué por recomendación de Marlene, un encantador cubanito de 26 años.

Viñales

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Caminando por caminos fangosos y hablando con campesinos nos damos cuenta de que la gente de Viñales es mucho más noble y sana que en la Habana. Como casi siempre, la gente vive mejor en el campo que en la ciudad ya que por lo menos, cultivan y no pasan hambre.

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Los campesinos nos explican el proceso de elaboración de los puros. Bastante interesante. Incluso, nos invitan a fumar pero como no fumamos declinamos la invitación. Lo que sí hemos querido saber la sensación de tener un cohiba en la boca a lo Fidel Castro.

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La caminata finaliza en la Cueva del Silencio. Una gruta de 18km de longitud que atraviesa la montaña. Los turistas podemos andar 1km hasta llegar a una piscina subterránea de 30 metros de longitud y una oscuridad total. Al llegar, se oye un grito y el guía nos dice: «espérense aquí, que hay más turistas al inicio de la cueva y debo ir a buscarlos». Dicho esto nos deja completamente solos, sin escuchar ni ver nada nos pegamos el bañito refrescante en esta piscina plagada de estalactitas y estalagmitas.

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